Cuentos chinos
Había una vez un hombre que trabajaba en su propia panadería y repostería, la tenía a medias con el que era su amigo desde hacía más de 30 años, al paso del tiempo surgieron algunas desavenencias y uno de ellos decidió marcharse para montar su propia panadería, el otro se quedaría con el negocio de la repostería, así no se harían competencia, el que se marchaba no le pidió su parte del negocio... e incluso le compro el género para hacer pan, para que no se perdiera, el pastelero entonces se lo vendió en las peores condiciones que pudo, más que si fuera un desconocido...
El panadero empezaba un largo viaje lleno de trabajo y sacrificios, y el que había sido su mejor amigo estaba siendo su mayor obstáculo, al tiempo descubrió que vendía el pan más barato que cuando estaban juntos, por debajo de lo que en el mercado era habitual y a escondidas... atrayendo la atención de muchos compradores y perjudicando en parte al panadero.
El pastelero tuvo la cara de pedirle un favor al panadero, que aunque no se llevara su parte que su nombre siguiera en su empresa, porque sino podrían pedirle cuentas algunos chupópteros, a pesar de todos los obstáculos y trabas, el panadero fue tonto y aceptó...
Pasaron años, el repostero quería cerrar ya todo, la repostería, pues ya no le salían los números, es entonces cuando le dijo a su "amigo" panadero, que le ayudara a vender para repartirse los beneficios ¿Qué debería hacer el panadero? Después de todo lo que había sufrido y le había hecho su "amigo"... Cuando se fue le correspondían 50 millones, ahora no le darían ni la 10ª parte y encima tendría que volver a trabajar con él para hacerle otro favor después de todo lo que le había hecho padecer...
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