Igual que ayer...
La noche fue un reflejo dorado que se difuminaba en el momento dejando un aroma de vino añejo.
Toqué tu piel cómo tantas veces. Bese tus labios transparentes, finos y chispeantes, fríos con un punto cítrico que me hace perder o ganar mi cabeza y mi corazón. Bailamos como en aquellos años, sonriendo, despreocupados, éramos la fiesta y otra vez conseguimos llamar la atención de una manera sana, la gente se contagiaba de nuestra forma de bailar, se acercaron varias personas y las acogimos como a uno más, como de toda la vida. Cerramos los locales, abrimos las calles, desayunamos, te acompañé y nos fuimos despidiendo mientras cada uno seguíamos nuestros pasos, yo hacia mi cama, tu... ¿Cuándo será la próxima vez que nos veamos?
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